Esto es lo que dice de ti lo que pides en una barra, según los camareros
Igual que un dependiente de un comercio textil probablemente conozca a qué estante de ropa te lanzarás sólo con ver tus pintas, el empleado de la frutería estará convencido de que o tú o alguien de tu casa tiene problemillas intestinales porque no dejas de comprar kiwis. Pero hay un lugar donde lo que consumimos puede decir mucho más de nosotros de lo que creemos, y no precisamente cuando ya nos hemos pasado de la raya y largamos sin ton ni son nuestra vida privada: los bares.
Si hay un perfil de trabajadores acostumbrados a ver prácticamente todo tipo de géneros humanos, sin menospreciar la atención de empleados de tantos otros sectores, ese es el de la hostelería. Observan cómo y qué comemos o bebemos, cuándo reímos y lloramos, cómo son nuestros amigos y enemigos y no se sorprenden al ver lo impacientes, cordiales o antipáticos que somos. Sin que lo digamos, saben a qué nos dedicamos, cuáles son los temas de conversación que solemos tratar en loop y, sí, por tus rondas y peticiones entreven cuál es tu situación financiera.
Y no hace falta que llegues al trato familiar del '¿lo de siempre?'. Tú pide que ellos sacan conclusiones, y normalmente de lo más acertadas. Tanto es así que Tiffany McHugh
recoge en
Your Tango las opiniones de dos expertos camareros que aseguran ser capaces de
vislumbrar la personalidad de alguien sólo con escuchar cuál es la consumición que desean tomar, del chico duro a la joven recién iniciada a la vida nocturna, pasando por el gentleman de negocios o el experto sumiller. ¿Qué dice realmente nuestra bebida de nosotros?
Quizás seas un experto sumiller y sepas sacar la mejor valoración de cada copa que bebes. O puede que no, que simplemente te vengas arriba y finjas saber mogollón para mimetizarte con el ambiente. Estas dos actitudes ya dicen mucho de ti, pero los hosteleros, antes de verte menear y olisquear sus vajillas, ya sacan una conclusión de tu elección: pretendes seducir a alguien.
“Hay un tío que viene aquí, yo diría que una vez al mes, y cada vez va con una nueva mujer”, relata uno de los expertos bármanes: “Siempre bebe vino tinto y siempre está meciendo la copa en sus manos”.
Cualquiera que pide un martini demuestra ser un alcohólico. Es sólo alcohol a palo seco
Sin embargo, el otro camarero se muestra convencido de que no todos los que piden vino tinto quieren, digamos, quedar como unos enterados del universo vinícola. Dependerá, en todo caso de si lo pedimos en un bar exclusivo o en una cadena de restaurantes, opina el experto: “Llevo trabajando en esto el tiempo suficiente como para poder hacer algunas generalizaciones. Y nunca he visto a nadie hacer el remolino y oler sus copas en este bar. ¡Eso es sólo mierda pretenciosa!”.
Ambos camareros están de acuerdo en que el blanco suele ser una opción bastante más demandada por las féminas. Pero no importa tanto el género como si piden cualquier vino o saben discernir entre unos y otros: “Las mujeres suelen ser las mayores bebedoras de vino blanco pero su forma de ser tiene mucho más que ver con la selección que hacen del caldo que en el producto que piden”, explica uno de ellos.
“¿Cuál es el error más grande que cometen los clientes cuando piden vino? Solicitar uno de la casa”, asegura el otro camarero, quien opina que denota siempre que se trata de personas que quieren aparentar pero no tienen ni idea, ni de lo que quieren ni de lo que van a beber. Claro que habría que ver si el vino de la casa de su local resulta que es Cumbre de Gredos, porque, al menos en muchos de los bares y casas de comidas de nuestro país, la opción barata en muchas ocasiones es la mejor.
Cerveza
Probablemente estés pensando en un perfil de persona joven, con no muchos ingresos que quiere pasar un rato agradable –o muy agradable, según las rondas– sin postureos de por medio. Sin embargo, los expertos hosteleros van más allá y creen que la cerveza denota características sensuales y atractivas. Eso sí, sólo para las mujeres: “Hay una cosa segura: a los hombres les encantan las chicas que saben disfrutar de una cerveza fría”, confesaron a McHugh. Fenómeno. Probablemente a ellas también les encante deleitarse con tal sabroso frescor. Así que todos contentos.
“Creo que les resulta impresionante cuando una mujer pide una cerveza, sobre todo cuando conocen diferentes marcas y especialidades”, relata uno: “Esto demuestra que no se limita a un solo tipo de bebida y creo que la gente es más atractiva cuando es capaz de cambiar de tipo de cerveza”. Esta claro que este profesional se volvería completamente loco en una cervecería con varios barriles. ¡Ni imaginarlo en una especializada en artesanales!
No obstante, el otro camarero ve fantasmas en casi cualquier consumición: “También está el entendido en cervezas –un listo, vaya– que actúa raro cuando le servimos y empieza a hablar como un snob sobre el toque de ralladura de limón o la cantidad de lúpulo que tiene la cerveza que ha pedido”.
Martini
Una bebida muy de película que, con su aceituna y su copa especial, nos hace sentir como estrellas de la gran pantalla. Te equivocas. Muy al contrario de esta visión de moderno urbanita que crees demostrar, los camareros coinciden en que “cualquier persona que pide un martini demuestra ser un alcohólico. Lo siento, pero es que sólo alcohol a palo seco”.
Manhattan
En la misma línea que el anterior y de acuerdo con la opinión de ambos camareros, “pedir un Manhattan significa que quieren emborracharse, y quieren hacerlo rápidamente”.
Malibú con…
Así como el vino tinto parece pedir deseperadamente que una cita salga bien y el vino de la casa casi reconoce un 'no tengo ni un duro, quiero beber barato', uno de los camareros cree que pedir un combinado con bebidas pseudoalcohólicas dulces exclama a gritos algo similar a “¡acabo de descubrir el mueble bar de mis padres!”.
“En serio, es lamentable cuando comentan 'oh, qué sabor tan afrutado'. En realidad es todo una mezcla azucarada, sin apenas nada de alcohol y con resaca asegurada”, sentencia el otro.
Ambos camareros están de acuerdo en que es sólo es aceptable pedir alcohol duro con hielo y a palo seco si se tiene una personalidad lo suficientemente fuerte que lo respalde. “Pedir un alcohol fuerte con hielo podría hacer que parezcas un poco ridículo”, asegura uno de ellos.
Pedir un combinado con bebidas alcohólicas dulces exclama a gritos algo similar a '¡acabo de descubrir el mueble bar de mis padres!'
“A veces ves a alguien de 25 años que pide un bourbon con hielo para parecer sofisticado”. Ambos camareros aconsejan a estos consumidores que dejen esta bebida para el reparto de Mad Men y beban algo más sustancioso.
¿Existe la consumición perfecta?
Complicada elección la primera copa so pena de que los bármanes nos clasifiquen como seres creídos, ridículos o cutres. Pero no hay que hacer drama. Uno de los expertos asegura que no debemos temer pedir lo que nos apetezca: “Las mejores primeras consumiciones que he observado vienen de personas que no tienen miedo de actuar fieles a sí mismos, incluso si a otras puede que no les guste. No debes tener miedo a mostrarte como eres”, aconseja el amigo de detrás de la barra.
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Fuente imagen y texto: www.elconfidencial.com
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